domingo, 24 de octubre de 2010

Entretenido a más no poder


Pues sí, esta semana he estado más que entretenido. ¡Quizás demasiado! Aunque haber llenado el fin de semana ha sido un soplo de aire fresco para aliviar la dureza de los 5 días anteriores. La vida de estudiante y trabajador a la vez quiere acabar conmigo.

Cuando el despertador suena a las 6:30 aún no se ha levantado la mañana; todavía no ha acabado la noche. Y volviendo a casa despúes de las 21:30 el día se me ha quedado por el camino. Volver a las clases me ha trastocado el cerebro, es un jarro de agua fría. Y el curro parece no tener límites: siempre hay algo por hacer, alguien a quien atender, alguna cosa por preparar...

Total, que el fin de semana, como consecuencia, ha sido intenso. Ahora mismo, sentado en esta silla, estoy rebentado. Pero contento. No sé cuantos sitios he pisado, cuantas veces me he reído y cuantas paridas hemos soltado. Entre los judíos y chinos, la salsa funghi (que a veces sale de sitios insopechados) y el ticket de parking más moderno y sofisticado del mundo no nos hemos quedado cortos. Y todo a ritmo de aquel flaca, no me claves tus puñales por la espalda... ¡Y lo más sorprendente es que aún me ha sobrado tiempo para ganar un Poker!

En fin, que si hasta día de ayer no sabía que tenían que ver el Quilombo, el Tibidabo, los partidos de Basket, el Barça, la pizza y el poker, hoy ya lo sé. Y todo gracias a dos individuos que son la parte más importante del fin de semana. ¡Va por vosotros!

¿Se me estarán friendo las neuronas? ¿Será esta una semana mejor? La respuesta, próximamente...


Os dejo una de las canciones que sonaron el sábado por la noche. Insurrección, de Miguel Ríos (o de Manolo García si preferís)

¿Dónde estabas entonces cuando tanto te necesité?
Nadie es mejor que nadie pero tu creíste vencer.
Si lloré ante tu puerta de nada sirvió.

Barras de bar, vertederos de amor...
Os enseñé mi trocito peor.

Retales de mi vida,
fotos a contraluz.
Me siento hoy como un halcón
herido por las flechas de la incertidumbre.

Me corto el pelo una y otra vez.
Me quiero defender.

Dame mi alma y déjame en paz.
Quiero intentar no volver a caer.
Pequeñas tretas para continuar en la brecha.
Me siento hoy como un halcón
llamado a las filas de la insurrección.

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