martes, 30 de noviembre de 2010

Estimado mundo dual


Ni los ámbitos más refinados y cultos soportan esa presión generada por un acontecimiento de tales dimensiones. Han sucumbido a la oleada de emociones, gritos, insultos varios y cánticos alegres provocados por un partido de fútbol. Pero no por uno cualquiera, no... Por el clasico, ¡ahí es nada!

Claro que esto me lleva a plantearme una pregunta: ¿No será que en realidad esos ámbitos que hasta ahora había considerado cultos y refinados no lo son tanto? La universidad, fuente del conocimiento y de la buena praxis (sobretodo la de medicina...) se ha rendido a los pies de la más mundana afición. ¡Qué chasco! Yo que consideraba que llevaba una doble vida, debatiéndome entre la terrenal satisfacción que proporciona el deporte rey y la más elevada y reconfortante fuente de sabiduría, y resulta que hoy descubro que entre ambas sólo había un pequeño y maltrecho biombo que ha caido con el más leve soplido.

También es cierto que ese pequeño yo que vive en mi interior me incita a saltarme las normas de la más estrica moral autoimpuesta hace muchos años y me lleva a celebrar la vanalidad más absurda. Él está ahí, esperando la ocasión para liberarse de las cadenas a las que lo até y adueñarse de cada neurona y músculo para vagar a sus anchas, tirando por tierra aquello que construí con esmero. Por eso supongo que no me sorprende que de vez en cuando tome el mando. Aunque reconozco que a veces incluso me gusta.

Total, que debe ser normal que un Barça-Madrid acapare toda la atención. A los pocos minutos de acabar el partido, las mentes más ingeniosas (y las más retorcidas y perversas) ideaban las más hilarantes frases con una ironía que, personalmente, admiro en muchos casos. Véanse como ejemplo aquellas como Hoy voy a tomar una Mou 5 estrellas, Preciado da la razón a Mou cuando dice que los equipos que juegan contra el Barça flojean y Pepsadilla antes de Navidad. Y es que después del 5 - 0 Facebook no ha tardado menos en reforzar esta "corriente social": Cristiano empujó a Guardiola para decir que había tocado a Dios, Madrid Cincomentarios, Temporal de frío azota Madrid: hoy se han despertado a 5 bajo 0 y Cristiano, Guardiola se mira pero no se toca.

La conclusión es que en este lugar en que vivimos la gente se ha olvidado de la crisis y ha puesto a trabajar sus neuronas para expresar su gran alegría y gozo ante tal victoria. Otros, los derrotados, sueñan con la venganza mientras tratan de subir la moral con pensamientos de gloria. Si es que no hay mal que 90 minutos no curen...


Sólo un trocito deM-Clan: Filosofía barata:

Piensa que mañana hoy será ayer.
Filosofía barata, no lo quieres ver...
juegos de palabras.

martes, 16 de noviembre de 2010

Encantos de la mañana


Pipipiiiiiiiiii, pipipiiiiiiiiiii, pipipiiiiiiiiiii...

¡Mierda, las 6 y media! ¡Si hace nada que me he ido a dormir! Y un momento después, cuando creías que el límite de la bipolaridad estaba tan lejos, piensas aquello de... Hoy no, por favor... ¡sólo un rato más! Pero, sorprendentemente, hay un tercer cambio de humor: ¡Joder, que tarde! ¡Hay que darse prisa! Y sí, amigos, así son los primeros 15 segundos de cada mañana. Aunque supongo que no soy el único.

Te levantas, abres el armario e intentas también abrir los ojos para saber qué te pondrás hoy. Con un poco de suerte hasta distingues los colores de las 40 camisetas que tienes. Aunque al final se simplifica la cosa: ¡Que le den! ¡Me pongo esto mismo! Muy bien, di que sí: el azul marino, el negro y el verde fosforito forman una perfecta combinación. Hoy has decidido ir elegante al curro.

Ahora toca ir al baño: patada en el estómago al lavarte la cara con las gélidas primeras aguas de la mañana, difícil peinarse mientras cabeceas contra el espejo e imposible ponerse ninguna crema en la cara sin probar su exquisito sabor. Aunque curiosamente, lo primero que hacemos todos al levantarnos es mear... Nota mental: evitar afeitarse por la mañana. La última vez que lo hice me preguntaron en el trabajo si tenía gato en casa...

Vale, el momento más placentero llega ahora: el desayuno. Yo le llamo el desayuno ciclista, por aquello de que lo hago contrarreloj. “¡Tu tiempo empieza YA!” Corre a la cocina, abre el primer armario que pilles y busca algo comestible. Algo que no precise preparación. Hoy he abierto el segundo de mi cocina: he encontrado tomillo, una lata de tomate frito y un bote de palillos. La suerte no está conmigo. Descarto los palillos, son una trampa: el día que me los comí por error tuve una digestión difícil. El tomate no está mal, pero el uso del abrelatas me llevaría demasiado tiempo. La decisión está clara: ¡abre la nevera! Bien, nos hemos centrado. Parece que el yogur será cosa rápida...

Aunque resulta que el segundero no da tregua (¡ni el minutero!). Te quedan 2 minutos para salir de casa. Así que mientras con una mano sujetas el yogur y con la otra la cuchara, abres el cajón y coges las llaves del coche, buscas desesperadamente el móvil (anda... ¡si estaba en el bolsillo!), te aseguras de meter la cartera en el bolsillo, coges la mochila... ¡¡¡Y todo con el yogur en las manos!!!

Orgulloso de tu hazaña, sales por la puerta de casa con la frente bien alta, mirando el reloj y diciéndole desafiante: te he ganado dos segundos... También te acompaña esa sensación de “me estoy dejando algo y no sé qué”. Tranquilo, justo cuando cojas el coche de camino al curro te acordarás. Lo peor es que sabes que cuando tienes esa sensación es porque realmente te dejas algo. Miras hacia abajo: ¡al menos los pantalones los llevo puestos! Y llegas al coche, arrancas el motor y... Y hasta aquí puedo leer. ¡Lo del coche es otra odisea muy larga de contar!


Os dejo un fragmento muy pequeño de Nuestro baile del viernes, de Sidonie (Sí, sé que es martes, pero quizás así veamos el viernes más cerca...).

Son las 6, he dormido mal,
es un día gris.

Tú no estás y no hay café:
es hermoso existir.

7 y 10, alguien escribió en el ascensor:
“El placer se puede comprar pagando con dolor”.

No soy uno más de esos rostros tan comunes.
En el autobús, son las 8 y hoy es lunes.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Éramos pocos... y otra vez tú


Ya sólo faltabas tú en la fiesta. Tienes un macabro instinto para detectar los momentos delicados. Y es entonces cuando decides aparecer. Tú, que deberías apoyarme en todas mis decisiones. Que tendrías que empujarme para seguir adelante. Que deberías estar a mi lado, en mis aciertos y en mis errores. Pero no es así, has decidido tomar otro camino.

Has decidido hundirme cuando empiezo a levantar la cabeza. Hacerme caer cuando estoy en carrera. Reírte de mis errores y frustrarte con mis éxitos. Quizás sientas envidia corroyendo tus sucias venas. O quizás necesites vivir la vida de los demás para dar un mínimo de sentido a la tuya. Has construido una torre con el rencor y el odio que has acumulado, igual que la que yo decidí formar hace un tiempo. Voy a derrumbar la mía para siempre, y no voy a dejar ni el más mínimo rastro de ella.

Y aunque vivo en el presente, no me olvidaré del futuro. Uno que ahora se ve lejano y borroso, pero que seguro te traerá sorpresas. Del pasado mejor no hablar ahora; sólo recuerda que es imborrable, que no podrás volver atrás y que te acaba atrapando tarde o temprano. La memoria será tu peor castigo; el arrepentimiento, las brasas sobre las que caminarás; y la soledad, tu compañera inseparable.

En mi camino ya no existes, te has esfumado para siempre. Dejaste un rastro de rencor, de dolor, de odio y de mezquindad (es decir, falta de nobleza de espíritu según la RAE). He limpiado cada metro cuadrado del suelo que pisaste y he despegado sin necesidad de tenerte cerca. Soy quien soy y no es gracias a ti. Pero puedo decir con la cabeza bien alta que lo que tengo lo he conseguido por mí mismo, que mi sudor y mi esfuerzo me han llevado a lo que soy, que nadie me ha regalado nada y que mis triunfos han sido fruto del trabajo.

Ahora me alegro de que no compartiéramos momentos importantes de mi historia. Ya hubo quien los compartió conmigo. Y pensándolo bien, estuve con quien quería estar. Eres vil, cínico, pusilánime, charlatán, mentiroso, desleal y falso. Andar contigo es desprestigiarse, caer en la mayor bajeza que pueda existir. No sabes querer a nadie más que a ti mismo. Ni los animales más salvajes hacen lo que has hecho tú. Sólo tu imagen en mi pensamiento me causa una repugnancia insoportable.


Hoy se acabó todo. Voy a ser libre. Quiero ser feliz. Lo último que vas a recibir de mí es esta canción, que te la dedico. Es Mil Campanas, de Alaska:

Haces muy mal en elevar mi tensión,
en aplastar mi ambición
,
tu sigue así, y ya veras.

Miro el reloj, es mucho mas tarde que ayer,
te esperaría otra vez,
y no lo haré, no lo haré
.

¿Dónde esta nuestro error sin solución?
¿Fuiste tu el culpable o lo fui yo?
Ni tu ni nadie, nadie, puede cambiarme.

Mil campanas suenan en mi corazón,
qué difícil es pedir perdón,
ni tu ni nadie, nadie, puede cambiarme
.

Vete de aquí, no me supiste entender
“yo solo pienso en tu piel”,
no es necesario mentir.

Qué fácil es atormentarse después,
pero sobreviviré,
se que podré, sobreviviré.

¿Dónde esta nuestro error sin solución?
¿Fuiste tu el culpable o lo fui yo?
Ni tu ni nadie, nadie, puede cambiarme.

Mil campanas suenan en mi corazón,
que difícil es pedir perdón,
ni tu ni nadie, nadie, puede cambiarme
.


Hasta nunca.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Éxodo


Mi particular éxodo. Sé que, normalmente, este movimiento migratorio se hace en sentido contrario, es decir, de lo que consideras una tierra inhóspita a una más próspera. En mi caso, parece al revés. Aunque sí se sigue la lógica en el sentido en que me dirijo a un lugar desconocido.

Tiene ciertas similitudes con cierto éxodo celebérrimo de la historia de la humanidad. Hubo un momento, cuando empezó el camino, en que parecieron abrirse las aguas. También parece ser que se establecen unas nuevas directrices, unas nuevas normas de funcionamiento. Por contra, no ha habido ninguna plaga de animalicos ni le ha dado por hablar a ningún vegetal, lo cual me alivia.

La cosa es que parece que costará un poco arrancar, no es tan fácil comenzar un proyecto así. Y toda ayuda será poca. ¡Qué buenos tiempos aquellos en que todo lo tenía por la mano! Y qué gratos recuerdos de la hora de comer: las risas, las conversaciones con alto contenido filosófico, los debates de actualidad... Hoy, después de la primera comida d.X., reconozco que quizás no haya desaparecido para siempre aquel cachondeo alimenticio. Eso sí, han cambiado los participantes. Pero la locura y el humor parecen seguir imponiéndose.

En fin, que la pequeña familia ha dado paso a un nuevo y ecléctico grupo en las comidas, los libros han cambiado por documentos (¡y en inglés!) y el aula que hicimos crecer se ha convertido en unos cuantos laboratorios. En general, el final se ha transformado en un nuevo principio. Quizás el éxodo me lleve a un futuro tan agradable como lo fue el pasado.


Sé que esta canción ya la compartí con vosotros antes, pero creo que define muy bien este momento. Exogenesis part 3: Redemption, de Muse.

Let's start over again,
Why can't we start it over again?

Just let us start it over again
And we'll be good
This time we'll get it right
We'll get it right
It's our last chance
To forgive ourselves