martes, 9 de agosto de 2011

Esas cosas que nadie te cuenta y que deberías saber (II)


Hoy, una de aquellas frases pesadas que caen del cielo en los momentos difíciles. Es una frase que captarás en la conversación aunque curiosamente no suele pronunciarse. Aprendamos la lección, pues: No tienes razón, la culpa es tuya.

Efectivamente, es una frase matadora (o un killer statement, si lo preferís). Surge en plena discusión, cuando ésta llega a su punto más álgido. Suele aparecer cuando tu argumento es tan contundente que no puede ser rebatido. Es una huida dolorosa del adversario, ya que te deja en la estacada con la vena del cuello hinchada a reventar. Pero espera, el enemigo ha vuelto, y lo hace para regocijarse de su hazaña cobarde, disfrutando de un placer infinito al ver tu cara cambiando de color.

Destacaré algunos puntos relevantes del Manual de las buenas maneras en la discusión.

Primero: Esta frase no debe ser utilizada bajo ningún concepto en una discusión en la que queramos sacar alguna conclusión razonable o no acabar suficientemente sulfurados como para sentir esa necesidad interior irrefrenable de romper algún objeto que se encuentre a nuestro alcance (en el mejor de los casos es un objeto...). Generalmente, los interlocutores de una discusión aluden a elementos subjetivos normalmente opuestos diametralmente a los de su rival dialéctico. Recuerdo que los elementos subjetivos no suelen expresar verdades absolutas ni suelen representar a la totalidad de las situaciones posibles.

Segundo: No se debe intentar zanjar una disputa con variantes de esta afirmación tales como “es que siempre que discutes pretendes llevar la razón”. Ésta no es más que una obviedad teniendo en cuenta que no existiría tal debate en el hipotético caso en que uno de los individuos implicados no quisiera llevar la razón. Lo que quiero decir es que resulta evidente que la discusión se produce por la disparidad de opiniones entre emisor y receptor, y viceversa.

Tercero: La culpa no pertenece, por norma general, a un solo individuo. El simple hecho de que se proceda a discutir es en sí mismo culpa de dos o más personas. En raras ocasiones se han reportado casos de discusiones sonoras de un individuo consigo mismo que hayan terminado con la frase en estudio, y en tales casos se han clasificado como situaciones patológicas.

Cuarto: El momento en que se pronuncia tal sentencia resulta un punto de inflexión en la discusión a partir del cual no cabe otra posibilidad que no sea un empeoramiento de la situación. O lo que es lo mismo, las cosas sólo pueden ir a peor. No existe antídoto ni parche para retomar la conversación ni para volver a un punto anterior dominado por la razón. La gravedad de la situación futura dependerá de la capacidad de ambos interlocutores de templar sus emociones y de su habilidad de no pronunciar palabras superfluas. Para entendernos, de su paciencia y su capacidad de tener la boca cerrada.

Bien, espero que estos consejos os resulten útiles en esas ocasiones incómodas pero inevitables que todo ser humano debe soportar en su vida. Aunque lo mejor es no enfadarse demasiado, así que... ¡paciencia!


La letra de esta canción es una reivindicación a la honestidad que otorga reconocer los propios errores y aprender a equivocarnos. Lori Meyers y su Luces de neón:

Si tan sólo con mirarte
encuentro una razón,
a veces denigrante,
con luces de neón...

Sí, se hace la interesante,
mano en su pelo va,
curvando hacia adelante,
con luces de coral....

Pa pa ra pa pa pa.
Tendría que reconocer que no llevo razón.
Pa pa ra pa pa pa.
Tendría que reconocer que no llevo razón.

Sé que mi amor es inmigrante de tu corazón,
a veces palpitante, y otras con terror,
y otras con terror.

Pa pa ra pa pa pa.
Tendría que reconocer que no llevo razón.
Pa pa ra pa pa pa.
Tendría que reconocer que no llevo razón.
Pa pa ra pa pa pa.
Tendría que reconocer que no llevo razón.


Con luces de neón ...

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