jueves, 17 de febrero de 2011

Estás a mi lado


Hoy es tu día especial.

Me recibiste con muchísima ilusión y con alguna que otra lágrima de alegría. Y aunque no estábamos acostumbrados a verte llorar, me estabas esperando desde hacía demasiado tiempo. Y en tus brazos me sentí a gusto.

Crecí bajo tu atenta mirada. Aunque la fama de hombre duro y estricto te precedía, dentro aún guardabas un trozo de aquel niño canalla y travieso. Quizás fue tu generosidad, o tu instinto protector; lo cierto es que siempre me he sentido bajo tus alas. No podías evitar dibujar una sonrisa en tu cara cuando me veías. Guardabas un gran futuro para mí. El brillo de tus ojos dejaba entrever la esperanza que tenías de que llegara lejos, donde tú me querías ver. Me brindaste tu confianza.

Y entre Navidades y veranos de playa fueron pasando los años. Yo cada vez era más alto y tú te reías mientras pensabas que cualquier día me tendría que agachar para entrar en casa. No jugaba al fútbol (por entonces), tu gran pasión, pero no importaba. Empezaba a encarrilar una carrera de ciencias de la salud, y parecías entusiasmado. Era el primero y no me faltó apoyo. Aunque estuvieras más bien chapado a la antigua, los tiempos modernos te hicieron cambiar. Todo por los tuyos. Fue duro, pero lo superamos. Sin embargo, el tiempo no daba tregua, y lo que parecían horas se convirtieron en hojas enteras arrancadas del calendario.

Un día emprendiste un viaje sin billete de vuelta. Tuve la sensación de que me faltaron cosas por contarte y me hubiera gustado que estuvieras conmigo en momentos muy especiales. Con toda seguridad, te hubieras vuelto a emocionar. No pudo ser. Sentí una sensación de vacío por dentro que no había sentido jamás. Pero ya he entendido que no te has perdido nada: estás aquí, a mi lado, acompañándome a cada paso que doy. Y estás orgulloso, es lo que querías. Nos proteges y estamos bajo tu atenta mirada.

Espero que hayas disfrutado de tu día. ¡Felicidades!


Un fragmento de Año nuevo, de Vetusta Morla [Adaptación]

No podré contar qué ocurrió ayer.
Fue hace tanto tiempo que el sol se ha vuelto a poner.
Embobado el sol acarició la piedra que encontré.
Todos duermen pero él con el ruido no la pudo ver.

[...] Brindando juntos por un año más,
un año menos que dolerse de esta herida
y de esta luz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario