
No suele ser plato de buen gusto, pero parece que la vida es una sucesión de elecciones que debemos ir tomando. Muchas de ellas son dolorosamente difíciles, otras, en cambio, pueden ser muy sencillas de tomar. Y después de elegir, pueden pasar dos cosas: en el mejor de los casos habremos acertado, a veces por sorpresa; otras veces nos equivocamos.
A veces no somos nosotros quienes tomamos la decisión pero estamos implicados en la elección de otros. Esto nos convierte en parte de la disyuntiva. Entonces las consecuencias también nos afectarán de algún modo.
He de decir que me considero afortunado: parece ser que las últimas elecciones en las que me veo implicado de alguna forma han resultado ser las acertadas.
* Hemos acabado con el maltrato animal que supone la tauromaquia en nuestra tierra.
* Me he dado cuenta de que se puede destacar sin necesidad de ser el mejor, simplemente con el afán de superación y las ganas de aprender, aunque al principio (y al final) nadie diera un duro por ti. Y lo mejor: sin que nadie tenga agallas para reconocer lo que has logrado.
* He descubierto la cara oculta de la Luna. Y he decidido dejar de explorarla, es demasiado oscura. Queda para otros.
* He apostado por un proyecto nuevo e imprevisible. A 27 días del comienzo, tengo ganas de vivir una nueva aventura.
* He descubierto que los viejos rockeros nunca mueren. El rock nos une. Y así será.
* Me he dado cuenta de que hay tesoros ocultos que, por suerte, voy encontrando. Y su riqueza va más allá de lo que el Capitán Jack Sparrow pudiera imaginar.
La mayoría de las veces, para conseguir lo que queremos, es necesario emprender un vuelo kamikaze hacia lo desconocido. Nadie nos asegura que las cosas vayan a salir bien, pero tampoco tienen por qué salir mal. Si nos estrellamos, aprenderemos. Pero si nos sonríe la suerte, viviremos algo inolvidable. En cualquier caso, siempre nos quedará el recuerdo de aquel viaje y todo lo vivido.
El vuelo está listo para despegar. ¿Os apuntáis?
Hoy me decanto por Kamikaze, de Amaral.
Para ahuyentar la soledad,
para espantar la decepción.
Porque estas ansias de vivir
no caben en una canción.
Porque no importa el porvenir,
creímos en el rock'n'roll.
Por eso estamos aquí,
equivocados o no.
Y dime si sientes lo mismo.
Y dime si estás conmigo
o contra mí.
Porque la misma confusión
la sientes tú, la siento yo.
Yo me limito a seguir
la ley de mi corazón.
[...]
Porque estas ansias de vivir
no caben en una canción.
Porque no importa el porvenir
creímos en el rock'n'roll.
Un vuelo kamikaze a la eternidad,
la estela de su paso quedará.