domingo, 8 de agosto de 2010

Érase una vez... (I)


...un rey que vivía sus últimos años de vida. El astrólogo real le dijo que su vida le sería arrebatada por una serpiente, pero el rey se resistía a morir. Así que se vio obligado a preguntarle al astrólogo si había algo que pudiera hacer para no ir al inframundo. Éste le respondió que su única opción de burlar a la muerte era dormir rodeado de pequeñas lamparas de aceite encendidas y decorar todo el palacio de la misma manera en el día de Laxmi puja.

Fue entonces cuando Laxmi, diosa de la riqueza y consorte de Vishnu, convenció a la serpiente para que no arrebatara la vida del rey. Tanto fue así que la serpiente guió al rey al inframundo y lo llevo ante Yamaraj, dios de la muerte, e intercedió por el rey alegando que aún no le había llegado la hora. Yamaraj no creyó a la serpiente, así que abrió su Gran Libro y buscó los años que le quedaban al rey por vivir. Cuando lo encontró se dio cuenta de que figuraba un cero al lado de su nombre, pero la serpiente, hábil y rápidamente, escribió un siete delante, así que el rey vivió 70 años más.

Desde entonces, el decimotercer día después de la Luna Menguante de Octubre se celebra el Tihar en Nepal, una celebración en la que se venera a la diosa Laxmi, a Yamaraj y a la vida, y se les pide un año lleno de prosperidad. Lo más característico de esta fiesta de 5 días de duración es la decoración de toda la ciudad o pueblo con pequeñas velas, lámparas de aceite y otros tipos de luces. El Laxmi puja es el tercer día de celebración y es también el más importante, ya que la diosa Laxmi da una vuelta al mundo durante esa noche para observar a todos aquellos que la veneran.


Quizás debamos aprender a vivir con sencillez y sin perder la esperanza en que algo bueno llame a nuestra puerta. A vivir con la ilusión de formar parte del mundo un año más. Y sobretodo, aprender a agradecer a la vida todo lo que nos ha dado.

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